A mi tia-abuela Yrma, la amorosa Cachi. Gracias por tus rosas, tus perlas. I Mujer de sonrisa fina como los hilos de coser que usaste a diario para tus creaciones hilás e hilás y no dejás de hilar hasta el dĂa de hoy en tu ausencia terrenal seguĂs presente en espĂritu, alma II Amor, si me preguntan por vos - por la mujer que fuiste- dirĂa Amor brazos suaves en los que me acurrucaba los primeros años de vida III Nuestro tiempo juntas fue corto, mi llegada y tu partida se reunieron por instantes Tu alegrĂa infinita cada vez que me veĂas , la mĂa cuando en tus brazos me recibĂas Las fotografĂas lo demuestran ,en cada una de ellas estamos juntas, sonriendo de oreja a oreja Y ahora - en mi juventud - me acompañas cuando me recuesto en los suaves pastos del jardĂn, junto a las flores las rosas, tus rosas y estás ahĂ, brillando y arropándome arropando a la niña que fuĂ, a la niña que soy. Tia Cachi en su jardin Rosas de Tia Cachi en el jardin de casa.